El sistema combina el fenómeno de adsorción con la energía térmica del sol para producir hielo. Prácticamente, no requiere gastos de mantenimiento y funciona sin necesidad de una conexión a la red de energía eléctrica o de gas. A primera impresión, y para quienes no frecuentamos los círculos de las ciencias duras, la idea de una refrigerador solar podría parecernos una locura. Más descabellado podría resultarnos saber que este tipo de tecnología viene siendo materializada desde hace, por lo menos, tres décadas.
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